martes, 27 de noviembre de 2007

Cuatro poemas de Philip Lamantia (Traducción de Alberto Blanco)


En el dominio de Emu

Para Franklin Rosemont

Como la tumba abierta que irradia un risueño colinabo
y la zanahoria haciendo trizas la arena
algo así como un árbol estampando sus pies en un leopardo
de ojos cuadrados
las lunas y el pan compiten por el gusto entre los corazones
de diamante

Al otro lado del lago del ser el viento fuma flamas tubulares
Las cadenas están trenzando cormoranes
Las placentas refractadas en la torre desierta de la tormenta
reemplazan a la Calle de las Maravillas sumergida de nuevo en
su oculta salida
mientras la ciudad despierta como una flor de caballeros
amantes


Para empezar entonces,
no ahora
.
El tragaluz se anega
cuando tú entras en mi voz
llevando una caja de fuego
completamente silenciosa
te abres a la horquilla encantada
de los misterios del sueño


Vibración
.
Hay un viento que tortura a los murciélagos
y están las plantas chamuscadas de los soles muertos
la ciudad hilada con el mar
donde los abismos de pterodáctilo me llaman
hay una espiral de terror animando mi mente
y el zumbido del esqueleto de la soledad
donde florecen cadáveres furiosos en una botella
y armas rojas se desvanecen en espejos

Miro hacia atrás por la hoja de mi doble
allí vuela -a través de su vista- El Ahorcado
donde una pirámide de agua se asoma entre las oscuras
vituallas de la vida interior


El elemento que amas
.
Puedo verte desde los cascos navegando en la playa bordeada de cemento, indicándome el arco caído de un cometa que colma el río de un halcón, un encuentro inaudito sumergiendo los faroles.

Un vencedor emboscado en su pirámide voladora, ocre es la ventana del espejo salutífero... y un estruendo de puertas elude a un león, por aquí y por allá, señalando displicentemente damas fugaces a punto de desvanecerse en el escudo de armas de la lluvia, donde los deseos civilizados emplumados con inanidades anti-cefálicas ruegan a sus invitados que se prendan.

Nada menos que una chava pulida ametralla la sucia luz de los predicadores que se hunden en los muelles liberados por una mujer y por el agua, peinando un vestido vítreo de donde caen zorras-en-mano y una guacamaya cuyo pico se suaviza hasta volverse su propio sello de poesía líquida.

Versiones de Alberto Blanco
Tomado de
http://www.jornada.unam.mx/2005/07/03/sem-poema.html

3 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por publicar poesía de Philip Lamantia, recién se de él y buscando su poesía me encuentro con este blog donde siempre retorno.

Nestor Malaga dijo...

El se llevaba mal con Bukowsky, verdad?

compi dijo...

este poema de bukowski puede responderte tal vez


Encuentro con el famoso poeta.

aquel poeta había sido famoso
y después de unas décadas de
oscuridad
tuve suerte
y aquel poeta pareció
interesarse
y me pidió que fuera a su
apartamento en la playa.
el era homosexual y yo
heterosexual, y lo que es peor,
joven y lozano.
Llegue, eche una
mirada y
declamé (Como si no lo
supiera), "Hey! Donde
cojones están las
tías?"
el simplemente sonrió y se toco
su mostacho.
Tenia pequeñas lechugas y
delicados quesos y
otras exquisiteces
en la nevera.
"Dónde guardas la jodida
cerveza, tío?" Le
pregunte.
no importaba, yo había
traído mis propias
botellas y empecé
con ellas.
Comenzó a parecer
alarmado: "He oído sobre
tu brutalidad, por favor desiste de
ella!"
me apalanque en su
cama, eructé: "ah, mierda nena, no voy
a hacerte daño! ha, ha,
ha!"
"eres un excelente escritor," dijo
él, "pero como persona eres
extremadamente
despreciable"
"eso es lo que más me gusta de
mi, nena!"
continué sirviéndome
bebida
en seguida
pareció desvanecerse tras
unas puertas correderas
de madera.
"eh nena, sal de
ahí! no te voy a hacer nada
malo! podemos sentarnos y
hablar sobre esa estúpida mierda
literaria toda la
noche! no te
embruteceré,
mierda, lo
prometo!"
"no te creo!,"
dijo una
vocecita
bien, no podía hacer nada
sino
seguir bebiendo, estaba
demasiado borracho para conducir
a casa.

cuando me desperté por la
mañana, el estaba de pie inclinado sobre
mi
sonriendo.
"uh," dije,
"hola..."
"decías en serio lo que me
dijiste la pasada noche? pregunto
el.
"ah, el
que?"
"abrí las puertas y me estuve
ahí de pie y tu me viste
y dijiste que
parecía que yo estuviera surcando
el mar en la proa de un gran
barco... dijiste que
parecía un
escandinavo! es
cierto?"
"oh, si, si, lo
parecías..."
me preparó te caliente
con tostadas
y me lo
zampé.
"bien," dije, ha
sido estupendo
conocerte..."
"estoy seguro," contesto
él.
la puerta se cerro detrás
mío
y encontré el ascensor
para bajar
y
después de vagabundear un poco por
la playa,
encontré mi coche,
subí, y me fui
en lo que parecían ser
términos agradables
entre el famoso poeta y
yo
pero
no era
así:
el empezó a escribir material
increíblemente odioso
sobre
mi
y yo
dirigí mis disparos hacia
el.
todo el asunto
fue mas o menos
como
la mayoría de encuentros de otros
escritores
y
de todos modos
esa parte sobre que
le llame
escandinavo
no era cierta en
absoluto: Le llame
vikingo
y tampoco
es cierto
que sin su
ayuda
yo nunca hubiera
aparecido en la
Penguin Collection of
Modern Poets
junto a el,
y quien
era?
ah, si:
Lamantia.

Cinco poemas de Esther M. Allison

Retrato de Esther Margarita Allison Bermúdez, profesora de la Facultad de Educación de la PUCP. Fuente:  Esther M. Allison [fotografía]   ...