lunes, 22 de diciembre de 2008

ENCUESTA LITERARIA 2008 DE LA AGENDA PERUANA DE LITERATURA

Amórfor de Salomón Valderrama y Airado verbo de Juan José Soto, los dos primeros títulos de Sol negro editores, fueron incluidos en la categoría "Mejor poemario de 2008"

Gracias a la Agenda Peruana de Literatura los lectores tenemos una encuesta global sobre los libros del año. Dicha encuesta se realizará desde el 21 de diciembre hasta el 10 de enero, y está dividida por categorías:

1-Mejor novela de 2008
2-Mejor cuentario de 2008
3-Mejor poemario de 2008
4-Mejor antología narrativa de 2008
5-Mejor antología poética de 2008
6-Mejor libro de crónicas de 2008
7-Mejor reedición narrativa de 2008
8-Mejor reedición poética de 2008
9-Mejor libro de ensayo/crítica literaria de 2008
10-Mejor libro de ensayo (Teatro) de 2008
11-Mejor revista literaria de 2008

VOTE AQUI:

UN REINO INALCANZABLE (A propósito de la poesía de Denisse Vega Farfán ) por Róger Santiváñez

La poeta empieza ignorando o negando su procedencia: “no conozco padres / soy la consecuencia de varios apareamientos”. O quizá es el producto de una mezcla, de aquella fusión incomparable que es el Perú. Su existencia es un enigma, su identidad una sombra cuya configuración es impalpable y sin embargo colectiva: “mi nombre está detrás de todos los nombres”. Lo concreto es que nos habla de un reino (primer intertexto eielsoniano) en el que no habitamos. Pero allí “nuestro corazón huele como nuestros excrementos” y “ya nadie se mira a los ojos”; es decir nos rodea un deshumanizado mundo hostil.

A pesar de dicha situación “en medio una niña de color azul / me extiende la mano”. O sea, podemos pensar que es una transformación de la niña egureniana portadora de la lámpara del mismo color. Imagen de la poesía que le ofrece sus dones. Y contradictoriamente el yo poético de Una morada tras los reinos (título del libro que aquí brevemente comentamos) reconoce “esta sana manera / de saberme culpable”. Todos estamos envueltos y comprometidos en lo que está sucediendo, pero la poesía es –todavía y siempre- lo más puro en un mundo que se destruye íntegramente por sus ocho costados (como habría dicho Ramírez Ruíz).

Por fin el sujeto poético penetra al reino y comprueba –hablando en segunda persona- que “no es distinto de la comarca de donde vienes” aunque “en el reino nadie es más digno que el Rey / con su corona de huesos / su abrigo de sierpes / y su banquete de moscas”. No importa, tras la experiencia la poeta termina: “reclamando la dignidad / de un nuevo nombre / de un reino / sin corona”. Podemos aceptar que se trata del reclamo utópico que entraña la poesía o quizá el de una sociedad diferente, sin explotadores ni explotados.

La lucha es difícil y problemática y alguien anima a la poeta diciéndole: “oh ave / insiste” con lo cual vemos a nuestra autora plena en su dimensión lírica, hermosa y alada, estimulada para persistir. Porque en suma –hecha una terrible contradicción- ella nos advierte: “cómo escapar a los designios de un abyecto Rey / que es uno mismo”. Es decir, en nosotros mismo está nuestro peor enemigo. Mas ocurre un siniestro y “las ciudades se devoran / el reino ha cedido al fuego”. Ha sobrevenido el Apocalípsis.

Y no ha quedado nada, o casi nada. Hubo “ríos de prusia” –twist de resonancia luchohernandeziana- y después sólo un niño –especie de nueva humanidad- en “las altas moradas de lo que no existe”, a quien la poeta se dirige en estos términos: “niño que sales del reino perdido / con mi nuevo rostro / y cantas”. Queda clado entonces que el nuevo ser, representado por la criatura en aparición posterior a la disolución total, no es sino un alterego de la poeta. Lo que equivale a sostener que tras la hecatombe humana, sólo ha de quedar (si algo queda) la imposible poesía posible. O la libertad, porque así se expresa Denisse Vega Fárfan –en los últimos versos del libro- con singular maestría rítmica: “no hay reino / recoge tus ojos del agua / entiérralos en tu corazón / sé libre / anda”. Go ahead.

[Roger Santivánez. 21 de diciembre de 2008, East Summerfield, primicias del invierno boreal]

sábado, 20 de diciembre de 2008

NOSOTROS, LOS BRUJOS, COMPILADO Y EDITADO POR JUAN SALZANO (BUENOS AIRES, SANTIAGO ARCOS EDITOR, 2008)


NOSOTROS, LOS BRUJOS
Apuntes de arte, poesía y brujería

Compilado y editado por Juan Salzano (Buenos Aires, 1980) en este libro se reúnen textos de Reynaldo Jiménez, Lorenzo García Vega, Julián Moguillansky, Julio Azcoaga, Octavio Armand, Juan Salzano, Roberto Echavarren, Lucio Arrillaga, Gabriel Naude, Santos López, Rafael Cippolini, Gabriela Bejerman, Xeno Numantis, Gabriel Catren, naKh ab Ra.

El germen de este libro adquiere consistencia en la Estación Alógena (E.A.), colectivo variable de experimentación nacido en 2002, que ha ocupado dos espacios físicos en Buenos Aires hasta la fecha, y desplegado a lo largo de su membrana –no del todo localizable- espacios lisos cada vez más inmodificables, cuaternarios. Iniciada como Escuela (Alógena), se despedagogizó progresivamente hasta transformarse, en el 2004, en Estación: spatium de tránsito (y trance), de despegues y aterrizajes, de alisamiento orbital. El signo-partícula “alógeno” se inoculó para neutralizar otros términos usufructuados formalmente por los polos de identificación institucionales tales como “otro”, “alteridad”, etc., demasiado atados a pares del tipo adentro/afuera, o centro/periferia: lo alógeno designa la irrupción de una intensidad fuera de pasarela (intensidad ni exterior ni interior, pura dimensión liminar).
Fue Héctor Libertella (Máximo Alocutor Alógeno) quien, mediante un discurso pronunciado en la inauguración de 2002, adjudicara su inadvertida fundación a Góngora, 400 años atrás. Libertella dejaba así su letra-heroína en la E.A. Hoy sabemos que, si se trata de buscar conexiones neo-genealógicas (el contagio como anti-genealogía), los influjos recibidos por la Estación Alógena podrían ser rastreados incluso en los antiquísimos textos copto-gnósticos de Nag-Hammadi (en especial en el texto Allogenes), y seguramente más allá, en algunas irradiaciones que se desprenden a ritmos irregulares del sistema estelar de Sothis (aunque esto, después de todo, no constituya más que un devenir y en la E.A. no estén muy seguros de creer en el calendario). Ese germen crece, luego, con el Manikhen y el Laboratorio Sintético Deleuziano, y se vuelve hoy libro, mediante la participación de distintos autores que han rozado (o directamente atravesado) esta jineteada fuera de género.
Este libro se constituye como un laboratorio-alianza. Una manada de alquimistas y herreros en pleno proceso de cincelar joyas y forjar espadas imperceptibles: el lugar de una alegre transmutación. Una boda de heterogéneos celebrada en la intemperie, bajo los cielos neuronales de una orilla tribal (acéfala banda), cuyos bordes difusos ha venido afilando a lo largo de los años cada uno de los incluidos.

Estación Alógena: http://www.estacionalogena.com.ar

viernes, 19 de diciembre de 2008

MANIFIESTO RESIDENTE: EL POETA VLADIMIR HERRERA SOBRE VÍCTOR HUMAREDA

Juan Yufra, Rubén Soto, José "Vallejín" Córdova, Vladimir Herrera, Luis Rodríguez (Filonilo Catalina). Fuente: La boca del sapo

En el Primer Encuentro Surperuano de Escritores realizado del 27 al 30 de noviembre de 2008 en Lampa, un hermosísimo pueblo (donde se encuentra la réplica más exacta de La Piedad de Miguel Ángel y cuya iglesia es única en su género por poseer el techo de tejas de vidrio coloreado y la torre del campanario separada de la iglesia) del departamento de Puno, y cuna de Vladimir Herrera, Alfredo Herrera y del genial pintor Víctor Humareda, conocí a Vladimir; y junto a grandes amigos pudimos compartir varias noches de bohemia a ritmo de vino, cervezas, pisco y guitarra. En el primer día del encuentro, Vladimir repartió este Manifiesto importante sobre Humareda y que a continuación transcribo (José Córdova):

MANIFIESTO RESIDENTE:

En el libro que la Galería Moll le dedica a Víctor Humareda, curiosamente está consignado que, el gran maestro, en su infancia, había sido cuidado por Don Juan Herrera. La noticia no dejó de serme grata aunque yo estuviera al tanto por boca del propio maestro de su relación especial con mi familia. Sí pues. Es cierto que mi abuelo Don Juan Herrera cuidó de algún modo la infancia de Víctor Humareda. Es cierto que tuvo dos hijas, René y Carmen Herrera con la señora Gallegos madre de Víctor. También es cierto que Humareda creció con mi padre, tenían la misma edad y jugaban en el río de Lampa. Ambos estaban encantados con París, el uno con los impresionistas y el otro con las novelas de Eugenio Sue.

Yo conocí a Humareda en la casa de Víctor Delfín en Barranco y desde entonces caminábamos por Lima probando postres y hablando de nuestros paisanos. También lo acompañaba a La Nené de la avenida Colonial donde él no probaba ni una gota de alcohol. En su habitación del Hotel Lima tenía un retrato enmarcado de su madre al lado de la cama, un cajón con trapos coloridos para limpiar pinceles, y un ropero estrecho. El Gran Maestro me dibujaba con palabras su idea de hacer del puente de Lampa una hermosa terraza con sombrillas y café, una postal del impresionismo con luces de Degas y temores de Toulouse Lautrec. Yo imaginaba un malecón a orillas de esa parte del río. Un paseo que reflejara esas aguas.

Pasado el tiempo veo que Lampa no cuenta con la obra de Víctor Humareda. La placa que señala la casa de su nacimiento está borrada. La casa todavía no ha sido expropiada por el municipio para hacer en ella una casa museo. Que es lo propio. La manera de cuidar la obra de un gran pintor. Que no se nos vea a los lampeños como sirvientes del turismo, sino como a personas generosas y cultas que cuidan su arte y sus artistas.

Vladimir Herrera
27 de noviembre de 2008
Primer Encuentro de Escritores

MANIFIESTO DE LA CONTRADICCIÓN Grupo Literario SIGNOS [Lambayeque – Perú]

"Si estoy aquí es por el AGUA"
Cromwell Pierre
"Pero el FUEGO es el signo de morir con importancia"
César Boyd
"¿Ves como se edifica el POLVO?"
Ronald Calle
"Nos vamos lentamente, como aferrados al AIRE"
José Abad

Signos de pugna

SIGNOS es una posibilidad laberíntica, un colapso instantáneo.

SIGNOS es la existencia para completarla con lo que nos falta de caos. Es dulzura y asco, pues el gusto es contradictorio en sí mismo, como en Poesía.

Manifiesto de la Contradicción es proclamar respeto hacia todos los entes disímiles: castidad-impudicia, simplicidad-complejidad, ignorancia-sapiencia, y todo lo que sea pugna y oposición; pues en Poesía adquieren su monismo incondicional o su separación absoluta, como se da en la propia vida: con contrariedad y deformación.


La otredad

SIGNOS es muchas carnes juntas, opuestas y complejas.

Hacemos nuestro el desasosiego de Bernardo Soares, la ansiedad de Juan Pablo Castel, la decepción de Hans Schnier, las búsquedas insatisfechas de Antoine Roquentin, la lúcida locura del Famoso Hidalgo, la bipartición del Dr. Jekyll, las perradas de los cadetes del colegio militar, la ceguera blanca de los personajes de Saramago; y a la vez todo lo contrario, para que se completen las oportunidades de existencia y conexión con las formas y las desproporciones del ser.
En Poesía, SIGNOS busca, encuentra, pierde, recupera, vuelve a perder, busca definitivamente para la acumulación de vida y de sentido: y aquí se expresa con los símbolos que retuercen el camino de la Verdad y la Mentira: con las palabras lanzadas hacia un pozo, una cúspide, un limbo; las palabras que algo condensan, algo insinúan en este abismo voluntario; sin embargo la Poesía habla mejor que un manifiesto, pues la Poesía es ignorar, no-saber, intuir; es decir, es la dignidad a que se aferran los predicadores.

Poeta, voz y resonancia

En toda su normalidad, el Poeta es un apóstol del exilio y la reclusión.

Nuestro oficio no consiste en escribir sólo lo que sentimos, tampoco en sólo sentir por los otros; nuestro oficio es más excelso. Tenemos la fe de los abandonados, la extraña causa del diligente, el pesimismo de los hambrientos, el optimismo del neófito, la lujuria del introvertido y la castidad del buitre muerto. Lo que decimos se nos reduce al ocio, lo cual es grandeza e insignificancia. Creemos en las contradicciones y en las voces sencillas y profundas que poseen una letanía humanizante.
No es suficiente una puesta de sol o una noche de luna para escribir Poesía. Cada suceso, cada mínimo movimiento, por más pedestre que sea, encierra un misterio, y el Poeta no sólo puede describir ese misterio, sino revelarlo a los que no son capaces de percibirlo. Porque no hay mayor entendimiento del mundo que la contemplación ni mayor contemplación que la Poesía. Nuestro asunto consiste en el entendimiento, jamás en el complejo adánico.
Para SIGNOS, ser Poeta no es estar enamorado del mundo, sino es inconformarse con todo lo que “es” él en su coloquialidad, por eso se lo destruye y reconstruye desde la Poesía.

Poesía, insurrecta mundana

La Poesía es la vida misma en su forma más pretenciosa y rotunda, y yace plasmada en la más soberbia forma de existencia: la escrita.

SIGNOS enarbola la contradicción en esa existencia. Contradecir el ser es crearse y recrearse uno nuevo, es modificar la carne constantemente, es ser la bipartición de un absoluto como lo es el hombre, entonces queremos distorsión y antagonía para hacer la Poesía autosuficiente; pues ésta soporta el mundo cuando ni él se soporta, controla el caos cuando las utopías lo condenan.
La Poesía es amoral, apolítica y apátrida. No es denunciante. La denuncia es la politización de una misericordia y de una respiración. Ella no es el remedio; es la carga, la convulsión, la resonancia.
La Poesía habla por el Poeta. El Poeta es sólo su instrumento.

SIGNOS no desea amoríos con la Poesía, aunque nos vence su atracción: es reserva de lujuria y desquicio, la paz y la guerra, la persecución y el hallazgo. La Poesía es una fuga y un encierro.

SIGNOS la utiliza. Pernocta con Ella. La abandona. La recupera. La vuelve a abandonar para quedársela entre sábanas.

En Poesía, la significación llega a su nivel más alto, tal es el logro de la lengua, su gloria, su atributo máximo, su vuelo cósmico. Ese tope supremo e inmejorable es el fin del lenguaje artístico, sólo superado por él mismo. SIGNOS exige de ese lenguaje sus caminos de refulgencia y oscuridad, de polisemia viva, sin falsear los trazos y sin forzar las claves.

La Poesía es lo más antinatural que existe. Es desorden y espasmo.

Ella lee el mundo, lo desfigura, lo excusa, lo superpone, lo hermetiza, lo simplifica, lo plasma, lo disocia, lo maldice, lo bendice; pero jamás lo salva. Si ese fuera su efecto, estaríamos en el paraíso. La Poesía no se salva ni así misma y SIGNOS tampoco.

SIGNOS: camino de desesperación, facto de contrariedad.

http://www.grupoliterariosignos.blogspot.com

Antropología de la Espuma de Jimmy Marroquín por Miguel Ildefonso

Jimmy Marroquín (Arequipa, 1970), autor de Dinámica del fuego y Teoría angélica, es una de las voces más interesantes de los poetas surgidos en el Perú en la década del 90, década en que confluyeron distintos lenguajes poéticos que, pronto, se reformularían en nuevas búsquedas. Dueño de un universo que oscila entre el desborde y la armonía verbal, pleno de simbologías, entre la pasión y la reflexión, Marroquín nos presenta este nuevo libro de poemas que podría aludir al conocido verso de César Vallejo (“Quiero escribir, pero me sale espuma”); pero más que tratarse de una espuma desaforada, fuera de control, catártica, en Antropología nos hallamos en la meditación del tiempo y su relación con una de las más altas pasiones humanas: la de la búsqueda de plenitud. El poeta inicial Retorno indica que estamos ante una mirada retrospectiva, la del poeta que avizora el camino a la casa de la infancia: “a una casa ungida por un designio entrañable”, a “la casa abandonada”. Ante las ruinas de estos tiempos, de “destrucción y epifanía”, de “vacío largamente entrevisto”, de “corrosión y deterioro”, de “ceniza”, el poeta se vuelca a su “heredad”, para recobrar esa existencia plena de deslumbramientos, entre las voces de los que habitaron esa casa: la madre, Evelin, Dayana, Omar, José, Renato, Claudia, el padre. El poeta no solo se limita a contar la historia familiar, sino realiza el estudio de dicha historia: es la antropología de un “disidente”, del “hijo pródigo”, a través de imágenes que recuerdan un poco a Juan Ojeda (“y sus fastos de ceniza, y su futilidad evocativa”) y también a Perse (“de los peces de amianto exhaustos en su inclemente noria/ de las sonoridades canaletas clavadas en las pétreas tardes”). Con un buen manejo de las imágenes, Marroquín logra explotar los múltiples sentidos de la espuma: espuma como corrosión de la materia (y de la vida contenida en esa materia), espuma como memoria y exilio (“plena,/ vasta/ insurgente”), memoria como palabra (“la evidencia virtual de la Palabra/ que insaciable me evidencia y me devasta”), memoria como vértigo (“he celebrado su ulterior espasmo/ en la vorágine implacable de la espuma/ y su total dilución.”) entre eros y thanatos. “Porque el mundo es precario”, nos dice el poeta para acusar la condición efímera del goce. Y porque las palabras significan la heredad de aquellos largos resplandores que solo la poesía puede recuperar en un dorado silencio, íntimo, para que vuelvan a brillar por siquiera un instante. Y he ahí la condición de la poesía… Aquí tres poemas:

Sólo Tocar
(Coda)


(Para Sonia, terca, luminosa
Presencia en la sangre)

¿Habremos de alcanzar aquellos nombres que tuvimos,
esos rostros hoy ahondados en oquedades innumerables,
nuestras manos, nuestras voces,
nostalgia de eso precario y perecible
latigazos aprensivos que forman parte
del inventario plural de lo imposible?

Habremos de percibir nuestra ausencia

en la rencorosa pátina del aire?
en el tajo aleve de una remota lluvia calcinante?
en la transparente acechanza del absurdo?
en la ruta fulgurante de la hormiga irretornable?

nuestra faz

en la calcinada parábola del viento?
en la pústula del instante?
en el desfigurado, humeante séquito del agua?
en la carcoma amable de la polilla y el olvido innumerable?

Habremos
de apresar lo que entrañablemente nos interroga y urge
la fábula que nos amortaja y suspende
en una levitante euforia de sillas, coitos y medallas,
vasta inconsistencia,
filiales trampas que la evasión fragua enardecida,
nostalgia permanente de eso que fuimos, irremisible,
precario y perecible?


Hijo Pródigo

Sólo a nadie espera este ritual,
es decir a ti, a la enrancia vana de tu piel;

he aquí la mesa, el ensueño y este día
erguido como oscuro complot,
y la celosía de un obseno mar
atrabilario y recurrente.

No, no se ha ido
esta nostalgia afilada como estaca.
Madre, hermanas,

el impudor de una vana evocación

las convoca
a la sombra
de esta agua
que signan

vanamente

la memoria
de mi piel;

a esta mesa
de gramínea y asfalto
donde permanecen
tercamente
como migajas de hiel.

Ah impávidas ausentes

pende sobre ustedes
como afiebrada
estaca

mi cifra de humo
mi faz interdicta
mi nocturno mar obseno,

mi vaho mendaz y peregrino.



Epitafio Para el Hijo Insomne

Vástago de mi sueño voy por llameantes corredores
con un nombre irreiterable entre los labios.
El camino se acorta, se alarga, es un vaporoso trayecto
que discurre del techo a la oscura avidez del asfalto,
del sopor apacible al desaforado aullido de los astros.

Regiones de irrescatable confusión discurren, sin más
Concierto que un frenesí expectante:
airados torrentes cubiertos de una natilla púrpura,
donde agazapados peces conjuran el cese total de los manglares;
vastos páramos de arena,
habitados por unánimes osarios, magnolias de sangre y
basiliscos;
sílabas de rostros tenaces que el viento tintinea,
un crepúsculo tullido y obsecuente preso en el envés del agua;
oscuras esquinas de una ciudad irreconocible,
hendidas por una lluvia rencorosa, poblada
de pestañas y rumores hoscos y filiales (en el vano de una puerta
espera Ella,
la de las mil amadas e intemperantes voces, la anónima Innombrable
que posee el secreto lustral de la nostalgia
).

Vástago de mi sueño, voy por llameantes corredores
con un nombre irreiterable entre los labios.

Imagen tomada del blog La Torre de las Paradojas

RECITAL DE NORA ALARCÓN EN MADRID

La FUNDACIÓN ALIANZA HISPÁNICA los invita el lunes 22 de diciembre a las 8:00 p.m. a la última fecha de recitales “Rituales de la papa” y en el que la poeta peruana Nora Alarcón llevará a cabo su recital poético. Dicha lectura poética comprenderá textos de su poemario "Alas del viento" " así como algunos poemas inéditos y cantará música ayacuchana acompañada de un guitarrista español.
.
El recital se llevará a cabo en la FUNDACIÓN ALIANZA HISPÁNICA, C/ San Pedro 22. Metro: Antón Martín (Línea 1). Salida: Atocha (impares). Al final del acto se llevará a cabo un brindis con los amigos asistentes.

Salió Plebella #15‏

Reseña de Contenidos

*Artes poéticas/aires contemporáneos 2da. Parte
*Sembradores de fósforos
Intervalo Lúcido
Por Lisandro González
* Entrevistas a Eduardo Aibinder
*Poeta Revelación 2008
Los elegidos
*Miguel Ángel Bustos – Visión de los hijos
Dossier de ensayos sobre la obra del poeta y periodista desaparecido Miguel Angel Bustos, con motivo de la aparición de la poesía completa, por ed. Argonauta. Escriben sobre Bustos, los poetas Reynaldo Jiménez, Marimé Arancet, Romina Freschi, Martín Rodríguez y Emiliano Bustos.

EXPOSICIÓN - VENTA DE FIN DE AÑO DE CERÁMICA ARTÍSTICA

Gladys Fernández (ceramista) // Oswaldo Higuchi (pintor)

Lo invitan a la exposición – venta de fin de año.

En la que podrá apreciar piezas únicas de cerámica artística y utilitaria de alta temperatura. Buena alternativa para quienes buscan la opción de llevar a su casa o regalar este fin de año una pieza de arte.

La exposición estará abierta de lunes a sábado de 10:00 a.m. a 8:00 p.m. y domingos de 10:00 a.m. a 4:00 p.m. en Av. Paseo de la República 5137, Surquillo.

Para mayor información, comuníquese con el 445-0300 o escriba al gfa_lala@hotmail.com

martes, 16 de diciembre de 2008

HUAMÁN, CORNEJO Y LA CEGUERA O CUANDO LA VERDAD MOLESTA POR JOSÉ ROSAS RIBEYRO

La verdad duele, la verdad molesta, la verdad es lo que rechazan quienes han convertido su ideología en fe religiosa y creen tener así una base sólida en que apoyarse para combatir lo que la verdad de los hechos pone en cuestión en las elaboraciones de una ideología perfectamente cerrada a toda crítica. Yo no soy de los que creen que la eliminación de las ideologías es la panacea universal, pero sí creo que ésta tiene que ser sometida constantemente a la crítica, a todas las críticas posibles, de tal manera que, como lo quería Sartre, se llegue a pensar contra sí mismo. Esto viene al caso porque he leído en estos días dos textos de Bethsabé Huamán Andía, uno de ellos, “Mujeres, escritura y poder. El caso de María Emilia Cornejo”, dado a conocer en el espacio virtual de Sol negro gracias a Paul Guillén, y el otro, que comentaré más brevemente, titulado “Género y laicidad en el Perú. Discursos, representaciones y literatura” que ha llegado a mis manos sin que yo sepa bien cómo. Son dos textos que tienen el aspecto exterior de análisis serios, la estructura de trabajos académicos debidamente reflexionados. Sin embargo, cuando se los lee se les nota un defecto central: su rechazo absoluto de la verdad de los hechos y la atribución a otros, como yo, de prejuicios provenientes de la propia ideología acrítica de la autora. No por nada, al leer el primero de ellos en Sol negro, el crítico Gustavo Faverón (con quien no siempre estoy de acuerdo) lo comentó en su blog Puente aéreo poniendo frente a frente una frase de Bethsabé Huamán y otra de Alan García. El demagógico presidente de los peruanos “aconsejó” a Barak Obama en un discurso, que no dijera la verdad sobre la grave crisis económica por la que pasan actualmente los Estados Unidos y el mundo en general, y la enceguecida feminista al final del primer artículo mencionado escribe con todo desparpajo: “Es muy grave lo que está en juego en relación con María Emilia, no tanto por el hecho de que haya escrito o no los poemas, que está claro que la esencia es suya aunque haya sido trasformada la forma, sino por la repercusión simbólica que ello tiene sobre la posibilidad de conformar una tradición artística y una identidad” (los subrayados son míos). El fin justifica los medios para Bethsabé Huamán, a tal punto que no le interesa en absoluto la verdad sobre los textos en cuestión. ¿Hay crisis? Mejor no hablar de ello. ¿Hay crímenes? Mejor cerrar los ojos. ¿Los tres poemas de M. E. Cornejo más elogiados por la crítica y los lectores de uno y otro sexo (y no sٕólo por mí, Bethsabé), no fueron escritos por ella tal como se conocen? Mejor no saberlo y que no lo sepa nadie, porque resquebrajaría una construcción simbólica que se ha erigido sea sobre la mentira (en el caso de los que saben desde hace décadas que Elqui Burgos y yo “armamos” los tres poemas famosos y nunca lo mencionaron en sus “análisis”), sea sobre la ignorancia. Y ni una ni otra de estas dos vertientes puede justificarse actualmente. Este mismo fragmento del texto de Huamán lo comenta y critica Paolo de Lima en su blog Zona de noticias, destacando él, por su parte, que la “forma”, que para ella no parece tener ninguna importancia, sí que la tiene para Carmen Ollé, prologuista de la segunda edición de En la mitad del camino recorrido, la reunión de todos los textos de M. E. Cornejo, cuando escribe: "el estilo, como expresión, es el que impone la calidad, y no el tema, como se cree, el que alcanza la intensidad en un texto literario" (los subrayados son míos). Tiene razón mi amiga Carmen: el “estilo”, la “forma”, es esencial en la literatura, como lo sabe bien cualquiera que escriba con conciencia de lo que hace. Y el “estilo”, la “forma” de los tres poemas en cuestión se lo aportamos Elqui y yo a los textos de base, que sí eran de M. E. Cornejo. Y fue así aunque a algunos les moleste.

No voy a argumentar aquí sobre todo lo que Bethsabé Huamán afirma de manera más o menos antojadiza, y a menudo con construcciones mentirosas, en los artículos antes mencionados. Es evidente, me parece (aunque puedo equivocarme sobre la evidencia de las cosas) que ella también (como Silva Santisteban y Pollarolo) aborda el tema que planteé en “María Emilia Cornejo: el lado oculto de un mito” (Intermezzo tropical, n°5, diciembre 2007) utilizando sólo en parte el cerebro y con demasía el hígado. Comprendo que no le haya gustado que yo terminara aquel artículo citando una frase suya, “María Emilia Cornejo es la verdadera precursora de una vivencia de la poesía desde la mujer” (“Fábula de dos hermanos”) y afirmando sobre ella que me parecía una visión simplificadora y un juicio arbitrario y exagerado. Pero ya que pretende situarse en un ámbito más bien académico (y no sólo periodístico y pugilístico como fue en el caso de las respuestas de las dos polemistas antes mencionadas, y calumnioso en el caso de Diana Miloslavich, dirigente de “Flora Tristán”), hubiera debido, creo, avanzar argumentos más sólidos.

Empiezo, pues, por unas referencias al artículo de Huamán, “Género y laicidad en el Perú”. En dicho texto M. E. Cornejo aparece tras una enumeración de mujeres que fueron censuradas y maltratadas debido a su trabajo artístico e intelectual: a Felipa Obligado le allanaron la casa, a Clorinda Matto de Turner la excomulgaron y deportaron y etcétera. Después, sin que se sepa bien porqué, se menciona a Cornejo y, por supuesto, a los dos malos de la película: Elqui Burgos y el que esto escribe. ¿De qué nos acusa la comisaria Huamán? De habernos “arrogado la autoría” de “los que califican como los mejores versos de María Emilia Cornejo”. Es decir, de algo que nunca he reivindicado yo en lo que he escrito sobre el tema y menos aún Elqui Burgos, que ha preferido sobre todo guardar silencio y confirmar sólo con una frase que lo que he dicho en uno y otro sitio, es cierto. Huamán va luego más lejos cuando escribe que M. E. Cornejo “ha sido recuperada del olvido en que había caído su obra por su temprana muerte.” ¿De qué olvido habla? Muy poco tiempo después de que Elqui y yo estructuramos los tres poemas y que luego, en agosto de 1973, publicó el siempre recordado Isaac Rupay en su efímera revista Eros, dos de ellos aparecieron (a sugerencia de Hildebrando Pérez) en el segundo tomo de la antología de poesía peruana que preparara Alberto Escobar para una colección popular de libros que se difundía por decenas de miles de ejemplares. Sólo habían transcurrido pocos meses entre una y otra publicación y María Emilia Cornejo, a quien nadie conocía hasta entonces como poeta, se volvió súbitamente famosa. Aquellos tres poemas convirtieron a la joven estudiante sanmarquina católica y atormentada por unos demonios interiores que la habían empujado al suicidio, en una poeta modélica. No mucho después, dos o tres de estos textos que la mayoría de los críticos, y no sólo yo, consideran que son los más importantes (ver, por ejemplo, en Intermezzo tropical n°4, julio 2006, la interesante encuesta “Soy la muchacha mala de la historia”) han seguido siendo incluidos en una y otra antología de la poesía peruana, por ejemplo, en las dos elaboradas por Ricardo González Vigil. Afirmar, pues, que la “obra” de M. E. Cornejo había caído en el olvido es, una vez más, completamente arbitrario y mentiroso. Esa “obra” no existía aparte de los tres poemas aquellos y unos textos más, de calidad muy inferior y temática “social” más que “erótica”, que había publicado con seudónimo en una revistilla, creo, del taller de poesía de San Marcos. Hubo que esperar el año 1989 para que apareciera En mitad del camino recorrido, libro en el que se incluyen los demás textos y apuntes de M. E. Cornejo. Sin embargo, durante esa larga década transcurrida, como digo, los tres poemas célebres nunca fueron olvidados. Es, pues, una reacción puramente colérica de Huamán, una reacción ciega y hepática, acribillarme verbalmente por haber dicho yo, según ella, que Cornejo “era sólo una chica que empezaba a escribir.” Los hechos no mienten estimada investigadora, le gusten a usted o no. Es más, ya furiosa, afirma Huamán que M. E. C. “es una poeta y lo que ella dijo, como sea que lo dijo, en los versos inconclusos que se publicaron en La mitad del camino recorrido, serán a pesar de Rosas y Elquis (sic) y a pesar de todos los que quieran silenciar a las mujeres, reales.” Ese “como sea que lo dijo”, que para la investigadora sectariamente feminista no parece tener ninguna importancia, es la clave del problema, porque es allí donde se sitúa la existencia misma de la poesía. Vuelvan a leer más arriba lo escrito sobre ello por Carmen Ollé, a quien no quiero creer que Huamán considere una irremediable machista. Lo peor, sin embargo viene después, cuando Elqui Burgos, por no sé qué razón, y yo, por haber dicho cómo se estructuraron los poemas en cuestión, somos incluidos en la lista de quienes “quieren silenciar a las mujeres”, o sea, tipos que… ¡seríamos iguales a quienes atentaron contra la libertad de expresión de Felipa Obligado y Clorinda Matto de Turner!, cuyos casos ha mencionado un poco antes. Si no fuera grave lanzar una acusación de tal calibre, me moriría de risa por lo que tiene de absurdo. Elqui y yo hicimos todo lo contrario de lo que imagina Huamán: en el anonimato total, con espíritu de confraternidad para con la compañera sanmarquina trágicamente fallecida, trabajamos al alimón para dar forma estructurada a algunos textos que ella, al suicidarse, dejó inconclusos. Luego, esos textos se publicaron, se volvieron famosos, y nosotros, transformados una vez más por Huamán en los malos de una mala película, terminamos en su discurso siendo quienes queremos silenciar a las mujeres. ¡Alucinante! Huamán deja de ser “investigadora” para pasar a ser una militante de esas que creen que, en el combate por su causa, vale todo. Ya lo decía alguien, ¿no?: el fin justifica los medios.

Finalmente, en ese mismo artículo, Huamán escribe: “la literatura femenina no se creó con María Emilia Cornejo, como pretende Rosas, sino que existe desde siempre, sólo que avanza por los silenciosos caminos de lo marginal.” Por un lado, nunca he “pretendido” semejante estupidez, no lo he escrito ni dicho en ningún sitio, y, probablemente antes de que Bethsabé Huamán llegara al mundo, yo ya conocía a Sapho y había leído a innumerables escritoras, poetas o prosistas, a muchas de las cuales sigo leyendo hasta ahora. Algunos nombres: Blanca Varela, que es de lo mejor de la poesía peruana contemporánea y a quien entrevisté en París para la radio sin poder esconderle mi admiración, Sor Juana Inés de la Cruz, Flora Tristán, Louise Michel, Elsa Morante, Emily Dickinson, Margueritte Yourcenar, Virginia Wolf, Anaís Nin, Agota Kristoff, Marguerite Duras, Susan Sontag, Nathalie Sarraute, Catherine Millet y… ¡hay tantas! Y ninguna de ellas, y muchas más que podría mencionar, “avanzan por los silenciosos caminos de lo marginal”. Incluso en el Perú, donde muchos de los mejores poetas actuales son mujeres, éstas no son particularmente marginales. No lo es mi amiga Carmen Ollé (Noches de adrenalina es un gran libro suyo), ni Rocío Silva Santisteban, ni Giovanna Pollarolo, ni Rosella di Paolo, ni mi amiga Rosina Valcárcel, ni Andrea Cabel, ni Victoria Guerrero, ni Montserrat Álvarez ni tantas otras mujeres, poetas y/o narradoras, que menciono aquí sin tomar en cuenta el hecho, en parte subjetivo, de que la obra de unas me guste más que la de otras. En todo caso no lo son más ni menos que cualquier otro peruano del Perú, y perdonen la tristeza. Aunque sí pueden serlo, en cambio, las mujeres de los sectores populares que, a menudo, son doblemente explotadas.

Pasemos ahora a “Mujeres, escritura y poder. El caso de María Emilia Cornejo”, el texto de Bethsabé Huamán que se puede leer en Sol negro. No pretendo refutarlo en su integridad, aunque en verdad lo merece. No es mi labor, creo, y habrá otros más capaces que yo para enfrentar la extraña lógica que se maneja a menudo en los llamados “estudios de género”. Sin embargo, comenzar diciendo: “la literatura ha sido históricamente desarrollada por hombres” significa, por un lado, ignorar la historia universal y, por otro, ignorar la literatura de más allá de nuestras fronteras, porque en otras latitudes y desde hace siglos, ha habido mujeres escritoras. Incluso excelentes escritoras. Y pretender entonces que sólo a las mujeres les faltaría tiempo, espacio y medios económicos para desarrollar una vocación literaria o artística, es una demostración más de que Huamán ve el mundo con anteojeras y no con los anteojos de azufre de César Moro. Tiens! César Moro, por ejemplo, sobrevivió en París ejerciendo diversos oficios “humildes”, jardinero, profesor de baile, etc., y en el Perú se vio obligado a ser profesor del colegio militar. Pero eso no le importa tampoco a Huamán.

Más adelante, atribuirme a mí o a cualquier otro ser medianamente inteligente e informado, la idea de que habría una “imposibilidad de la mujer para escribir” y la intención de “impedir a las mujeres el ejercicio de la palabra”, es tan descabellado como pretender que el Perú podría acoger los Juegos Olímpicos en los próximos años, lo cual se le ocurre a un presidente del Perú que es tan enemigo de la verdad como Bethsabé Huamán. Así que, mejor ni responder a eso. No tiene sentido. Por el contrario, sí merece detenerse para poner en evidencia la “mala fe” (utilizo una expresión que Huamán emplea) de su parte cuando me critica porque hago referencia al “mundo desgarrado, angustiado, autodestructivo y muy personal que se percibía en los apuntes desordenados, ‘dislocados’” de M. E. Cornejo, para luego afirmar ella misma que había en ella “algo íntimamente conflictivo, doloroso, insalvable” que “la llevó a renunciar a las palabras e instalarse en el silencio”, o sea, que la empujó al suicidio. Huamán, en este caso, dice más o menos lo mismo que yo. No obstante, si lo dice ella está bien y si lo digo yo no, porque en mi caso sería un intento machista de “victimizarla”. Nada más lejano de mi manera de ver las cosas que andar buscando víctimas por todas partes, lo cual, en cambio, me parece una manera corriente hoy en día de asumir las actitudes reivindicativas. Cornejo no fue víctima de ningún ostracismo particular, aunque vivió en un país falócrata y perteneció a un medio católico. Y yo, por mi parte, no soy víctima de nada, porque cuando escritoras como Pollarolo y Silva Santisteban me responden con palabras insultantes y Diana Miloslavich con calumnias, sé muy bien que me lo he buscado porque atacar a los mitos es como maldecir a Dios. Ya lo decía César Moro al concluir su presentación de la efímera revista que fundó en 1939 con Emilio Adolfo Westphalen: “El Uso de la Palabra escupe a la bestia fascista y a la bestia estalinista. Quiere decir que se atiene a todas las consecuencias.” Hoy, tal vez, habría que cambiar sencillamente los términos “fascista” y “estalinista” por otro. Adivinen cual.

Y, justamente, al insistir Huamán en la participación de Pollarolo y Silva Santisteban en la polémica sobre la poesía de Cornejo, recurre una vez más a la mentira. Escribe que “sus poemas son según su parecer (o sea el mío) malos”, cuando lo único que he dicho es que dentro de la poesía escrita por mujeres, mucha de la mejor poesía del Perú, no es la de ellas dos la que cuenta con mi preferencia. Una cosa es el gusto y otra la calidad estética. Por ejemplo, yo le reconozco a Lezama Lima la enorme calidad literaria de su obra, pero Paradiso no me gusta. Es así. ¿O es que por obligación, para no ser “machista”, tendría que gustarme toda poesía escrita por mujeres? Por favor, Bethsabé, ¡un poco de tolerancia no hace daño! También es completamente falso que yo haya insultado en algún momento a María Emilia Cornejo, y eso lo admite incluso Rocío Silva Santisteban, quien destaca el respeto con que la trato en mi artículo de Intermezzo tropical. ¡Cómo voy a insultar a alguien, joven como yo hace más de treinta años, que me apenó profundamente con su suicidio y me estremeció al descubrir yo sus textos secretos!

Otra afirmación caprichosa de Huamán: yo habría argumentado a favor de la existencia de una literatura asexual. ¿Dónde?, ¿cuándo? ¿Y por qué lo haría si pienso todo lo contrario? Precisamente, en “Mis encuentros con César Moro”, un artículo que apareció en el n° 7 y 8 (octubre de 2003) de la revista Martín, sostengo que incluir al poeta de La tortuga ecuestre dentro de “una tendencia adicta a lo que suele llamarse la pureza”, como lo hacen Mirko Lauer y Abelardo Oquendo en Vuelta a la otra margen (Casa de la Cultura del Perú, 1970), es un error garrafal porque Moro es un poeta profundamente sexual y la pureza se caracteriza, sobre todo, por ser asexual. Éste es sólo un ejemplo, podría añadir otros y decir entonces que yo, hace poco más de cuarenta años, en la revista Estación reunida (n° 4-5, mayo-junio de1968) publiqué el poema más sexual que, hasta ese entonces, se había dado a conocer en el Perú. Se titula “Marya entre los cuartos las calles y las playas de Lima” y aborda la sensualidad del cuerpo sin medias tintas. Es mediocre y hoy no lo incluiría en un libro ni lo publicaría tal cual en una revista, pero en su momento causó revuelo, dio mucho que hablar y hasta mereció una crítica tan puritana como escandalizada de Mirko Lauer. Creo que alguien lo incluyó alguna vez en una antología de poesía erótica peruana, pero de eso prefiero no saber demasiado. Otra cosa: si Bethsabé Huamán fuera una investigadora seria, antes de aventurarse a hacer afirmaciones caprichosas sobre una supuesta defensa mía de la “literatura asexual”, debería haber leído antes mis libros (no es difícil, sólo son dos hasta ahora) y algunos de mis artículos, como ése que menciono, sobre César Moro.

¿Qué más decir sobre este asunto? Pues que, finalmente, toda la argumentación de Huamán tiene un solo objetivo: presentarme como un asqueroso machista, para hacerme pagar así la osadía de haber revelado la verdad sobre el caso Cornejo. Verdad que le es insoportable. Verdad que le es inadmisible. Verdad que cree necesario negar recurriendo a cualquier argumento, incluso los más absurdos. No voy a defenderme aquí de la fácil acusación de machismo, pero quiero informarle a Bethsabé que ella no había nacido aún probablemente, cuando yo ya participaba con grupos de mujeres en la movilización en favor de reivindicaciones muy concretas (no fantasmagóricas): igualdad de derechos entre hombres y mujeres, igualdad de salarios, derecho al aborto incluso para las trabajadoras pobres y las indocumentadas, etc. Si el feminismo es eso, la defensa de los derechos no reconocidos a las mujeres, entonces estoy de acuerdo con las feministas. Pero si, en cambio, significa manipular la verdad y utilizar a personas como María Emilia Cornejo y los textos que dejó inéditos al escoger la muerte, para transformarla en abanderada de una causa que no fue la suya, entonces no estoy de acuerdo, porque el feminismo se habría convertido en ese caso en una ideología ajena a la crítica, con tendencias autoritarias y bastante intolerante. Que el Movimiento Flora Tristán edite la obra valiosa y rebelde de la autora de Peregrinaciones de una paria me parece una excelente iniciativa, pero que ese mismo movimiento, a través de una de sus dirigentes, me acuse de violador (no simbólico sino real) porque he querido establecer la verdad de un fenómeno literario me parece escandaloso. Huamán, lamentablemente, recurre al mismo tipo de argumentos y compara mis revelaciones a una violación física de Cornejo para luego, al pie de página, permitirse una acotación que, supongo, se quiere irónica: “de una violación puede salir siempre un producto, no sabían lo que vendría luego, lo que engendrarían.” Si el feminismo fuera sólo eso, sería una vergüenza. Felizmente no siempre es eso.

Quiero concluir refiriéndome a un texto que descubrí mientras preparaba éste. Forma parte de “Sombras de vidrio. Antología de la poesía escrita por mujeres, 1989-2004” (Ajos y zafiros, n° 6, diciembre de 2004) y lleva la firma de Alberto Valdivia Baselli. Aunque tiene algunas inexactitudes, como decir que cuando murió en 1972 Cornejo dejó textos “desperdigados en revistas”, cuando en verdad, como ya lo recordé anteriormente, sólo había dado a conocer tres o cuatro textos en una revistilla de San Marcos, y afirmar, en completa contradicción con lo que se decía más arriba y, probablemente, siguiendo a Roland Forgues, que sólo se conocía “su poema ‘Soy la muchacha mala de la historia’ antologado por Alberto Escobar”, cuando en realidad éste incluyó dos de los tres que habíamos estructurado Elqui Burgos y yo, o sea, “Soy la muchacha…” y “Como tú lo estableciste”. Pero pasemos, lo más interesante viene luego. “Los poemas que publicó en vida anunciaban algo nuevo”, escribe Valdivia Baselli, y suscribo por completo lo que dice. Pero más tarde, en 1989, apareció En la mitad del camino recorrido y entonces, dice, “pudimos hacer un análisis más certero de su capacidad poética”, “una lectura menos apasionada que la de Martos y Forgues.” (Sus razones tendrían y algún día se sabrán, ¿no?) Y tras esta lectura, ¿qué se descubrió? Pues, “el no tener mayor trascendencia poética y estética.” Más adelante, Valdivia Baselli va aún más lejos en su apreciación negativa, pero, extrañamente, Bethsabé Huamán, que yo sepa, no le ha respondido hasta ahora con las acusaciones de asqueroso machismo con que me ataca a mí. Cito: “En 1989 se publica ‘En la mitad del camino recorrido’, libro póstumo que debería demostrar la calidad prometida por sus mayores promotores (entre ellos Marco Martos, insisto yo) y, además, sus posibilidades de validación como mater poeticae de una ‘generación’, una década entera. El libro, sin embargo, sólo demuestra el fiasco.” Y más adelante, agrega Valdivia Baselli: “los referentes manidos y, en algunos casos, demasiado obvios para innovar poéticamente se destruyen ante un ropaje de estructura confesional y contestataria.” Sólo me queda añadir que esta intención contestataria es una deducción a posteriori, ya que en vida de Cornejo sus textos sólo fueron una revuelta íntima, secreta, contra la existencia que llevaba en un medio católico que, pese a que se reivindicaba de “izquierda”, era tan o más mojigato que gran parte de la izquierda peruana de la época. Sobre esto y la interesantísima encuesta sobre María Emilia Cornejo publicada en Intermerzzo tropical n° 4, en la que varias mujeres (Montserrat Álvarez, Carmen Ollé, Rommy Sordómez y Alessandra Tenorio) entregan sus respectivos puntos de vista sobre la poesía de Cornejo, Bethsabé Huamán no ha escrito ni una palabra. Parece que para aplacar su furia de feminista sectaria le bastara con atacarme a mí y coronarme como el rey de los machistas. Yo creo, sinceramente, que el tema merece más que eso.
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París, 13 de diciembre de 2008
Crédito de la fotografía de JRR: Lucila Walqui

lunes, 15 de diciembre de 2008

ENCUESTA LITERARIA 2008 (AGENDA PERUANA DE LITERATURA)


Hace unos días apareció la clásica encuesta anual del diario El Comercio para elegir lo mejor del año. En la sección de libros, lamentablemente, solo se consignan novelas y cuentarios publicados por grandes editoriales. Por eso creemos que es necesario una encuesta más plural: Generar un debate abierto donde tengamos la mayor cantidad de participantes. Quizás no lleguemos a enumerar a todos los libros publicados el 2008, pero esperamos contar con la mayoría. Para esto necesitamos la colaboración de todos. Si falta algún autor peruano en nuestras listas, que haya sido publicado el 2008, pueden consignarlo en un comment, o vía mail a: agendaperuana@gmail.com

Construiremos la lista de candidatos para cada categoría hasta el 20 de diciembre. Al día siguiente empezarán las votaciones. Una vez iniciada la votación no podrán añadirse más libros a la lista (el programa no lo permite).

Gracias por su colaboración.

Agenda Peruana de Literatura
Encuesta 2008

LIBROS POR MIGUEL ILDEFONSO

Queridolucía (Esta no es una puta editorial, 2007) es la historia personal de “un niño entregado/ a cuernos de repulsivos hombres/ que han entrado en él”, o, en palabras introductorias de Héctor Hernández: “lucía no solo es una corporalidad nómade sino que también un territorio que se desprende de entradas y salidas, de ir y venir por los orificios del discurso”. Efectivamente, de un discurso escindido, de alguien que mira atrás, en los interiores de su casa como si fuera los interiores de su alma, “en su habitación/ donde las foto/grafías son relojes/ historias todas de tu maleable cuerpo corrospun/ fragmentos todos en tu alma”. El cuerpo es el espejo de la memoria, es el vestigio de un objeto po-ético, de un objeto de goce, de amor, que no busca recobrar su identidad sino su ser (transparentado como la hoja al final del libro): “sabes ya que el pene de lucía/ es un niño enfermo por su amor a los hombres” (lucía objeto). Pero esa búsqueda, así como la escritura del poema, implica un dolor doble (como en Pessoa): “sabes que quiero herirte/ quiero lastimarte frustrarte/ obligarte a ocultar mis gritos de aquel año/ en que los hombres/ se comieron los unos a los otros/ en que lucía perforó su recto/ con un dios en primera persona/ que la hizo más su objeto de amor”. Por eso hay otros seres que la/o acompañan como los ángeles de West Hollywood, Naoki, Sebastián, el hijo de la Sra. Murillo, Aniki, que habitan su casa y su jardín, así como aquellas cucarachas que habitan sórdidamente en los poemas. Hay una ruptura o resquebrajamiento constante en el mundo de lucía: “olviden el mapa que nosotras leímos/ el camino al árbol que llamaron casa/ déjenme alejado de mí/ porque nada de lo que digo es verdad/ invento historias para no cambiar mi vida”. Este desmoronamiento no es debido a que “el universo está hecho de burbujas”. El no-sujeto po-ético le dice más bien a Naoki que vaya tras esas burbujas, que las atrape y construya refugios que lo protejan de “las voces que anuncian el/ derrumbe de todos los sueños”. La casa de la memoria no puede ya protegerlos de aquellas voces, ya no existe; solo quedan las burbujas: los poemas en su transparencia, en su levedad y en su erotismo (“yoteamo/ soyyo/ cruzamos nuestras espadas/ observamos como/ se desploma el esqueleto la/ casa de los muertos/ centro de nuestro jardín”). Rafael García-Godos (Lima, 1979) ha publicado No importa borrar (2000), viruspop/raggs (2004) y ETO (2005). En este nuevo poemario hay un nuevo discurso que hay que tomar en cuenta para saber lo que está sucediendo en la poesía peruana última.

Caja negra (Editora Mesa Redonda, 2008) del debutante narrador limeño Erick Benites, aparte de que “nos muestra situaciones límite, diálogos certeros y puntuales como en una novela gráfica de Frank Miller” (como se señala en la contraportada) nos presenta un universo infantil y adolescente que revela los interiores prohibidos de una Lima moderna, o quizás postmoderna (una Lima cuadrada no por los muros antiguos, sino porque encaja en el marco del televisor). Estos seis relatos edifican a individuos (Alex, Rudy, Valeria, Javier, etc.) minados por la precariedad, fugacidad y transformación del tiempo, por lo que conocen la muerte tempranamente, como dice el epígrafe de Benjamín Prado: “Quiero decir que la vida no consiste en lo que ganas,/ sino en lo que desaparece,/ y eso es algo que al principio no puedes imaginarte”. Justamente de ese principio tratan estas historias de pugnas entre el mal y el mal. La inocencia solo era la ceguera de no hacer uso del mal innato, o de la falta de conciencia. Pero esa ceguera aquí desaparece pronto, y ahí empiezan o culminan las historias. Esta “caja negra”, entonces, guarda la acumulación de sucesos cuando no se sospechaba que se vivía una caída (la de un mundo sólido, coherente), la caída, a su vez, de ese velo que tapa la trayectoria de las primeras horas o años del vuelo de nuestras vidas.
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Penates (Hipocampo Editores, 2008) de Percy Ramírez (Lima, 1976), aborda a una musa “de severidad latina, parca, enteca, autoexigente hasta la temeridad, diversa en sus manifestaciones (…) aquella que dice más con menos palabras”, como dicen las palabras de Marco Martos en la contraportada. El poeta desde el inicio, con el poema Insomnia, retrata un mundo pasado, y que se ha heredado: “Nomás fue ayer en esta misma guarida/ cuando mis pies no llegaban al sueño/ y cenaba/ muerta de sueño/ visiones de los ancestros”. Son dos secciones en el que vemos alguna influencia de Vallejo e Hinostroza, en donde clavos y huidas marcan sus visiones llenas de asombro: “Pero Sombra en el nostos no teme nadar/ y miradas de mármol despierta su encanto/ rumbo al pasado: la lejana patria de su alma”. He aquí un poema (de los brevísimos) del fundador del grupo Artesanos: “Esta cabeza se merece otra presa/ Y otro hastío para soportar esta cabeza de clavo/ Que golpean gigantes palabras de yerro/ que desconozco” (Coma).

Florece de Ludwing Saavedra (Lima, 1985) es un breve poemario de la estación en que florece la mellon collie and the infinite sadnes (“Abril es el mes más cruel”, decía Eliot), de ósmosis entre la naturaleza y lo humano. La voz alerta del poeta fluye como colores: verde, negro, amarillo, rojo, naranjo en flor; fluye y permanece: porque la palabra poética es lo perenne. Aquí una muestra del poema apertura: “Los muslos de las amazonas relumbran/ luego de sumergirse en esta corriente/ sus cánticos ascienden entre el perfume/ de los árboles de frutos eléctricos/ como caudalosos poemas/ no como este poema (aún verde/ por ser el primero)/ las voces y los árboles rasgan suavemente/ el amanecer de vidrio/ hay flores abriéndose/ sobre mejillas y hombros/ hay gotas de lluvia para decir adiós/ no comas este poema (aún verde/ por no ser su estación)…"

Julián Herbert - 2 poemas para baños

Documento en video de una instalación tipográfica realizada en baños públicos por el poeta mexicano Julián Herbert. Lá música es "Mind map", de Jar G. Este proyecto forma parte de las actividades del colectivo de poesía visual y activa El Taller de la Caballeriza.

Presentación de Mnemósine: Periódico cultural trimestral de distribución gratuita

El miércoles 17 de diciembre, a las 15: 00 h, se presentará el periódico cultural de distribución gratuita Mnemósine. Los comentarios estarán a cargo de Luz Privat, directora del Centro Cultural El Buen Pastor; Biagio D’Angelo, crítico literario, poeta y especialista en literatura comparada; y Marco Martos, presidente de la Academia Peruana de la Lengua. La cita es en el auditorio de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (Esq. Constelaciones y Sol de Oro s. n. Urb. Sol de Oro, Los Olivos).

Dentro del seminal archivo de la mitología griega, Mnemósine o Mnemosina es considerada como la madre de las nueve musas. Ella encarna la memoria. La presente publicación tiene como nombre Mnemósine porque pretende trazar en espejos de cera o en fotografías de la voz, aquellas imágenes completas, fragmentadas o espectrales de los diversos acontecimientos que han signado y signan el universo cultural. Este primer número, que reúne artículos a propósito de experiencias artísticas múltiples, busca crear un espacio para el diálogo, la escucha y la reflexión.

Fernando Rivera-Díaz, doctor en Literatura de la Universidad de Princeton, escribe sobre «Los escritores de 2666»; el escritor Eduardo González Viaña publica el cuento «Plaza de Mayo»; Giovani Sandoval, profesor de filosofía, reflexiona «Sobre el conocer: modo y orden. Una aproximación a las posibilidades del conocimiento según santo Tomás de Aquino», entre otras importantes contribuciones.

Mnemósine será distribuida gratuitamente en instituciones académicas, centros culturales, librerías, ferias de libros y otros espacios. Esperamos recibir información de todo tipo de actividades para contribuir en su difusión.

Contacto:
Javier Morales Mena
mnemosine.publicacion@gmail.com

Correspondencia:
Rigel A-2. Av. Universitaria 2149. San Miguel (segundo piso)
Atención: Carlos Astete Vinces

IMAGEN: Mnemosyne por Dante Gabriel Rossetti

MARTES 16: JUAN JOSÉ SOTO EN RECITAL EN MADRID

RITUALES DE LA PAPA: LOS POETAS HOMENAJEAN A LA PAPA

El poeta peruano, Juan José Soto, leerá un poema dedicado a la papa en el marco del evento “Rituales de la papa” y luego llevará a cabo su primer recital poético en Madrid, España. Dicha lectura poética comprenderá textos de sus poemarios publicados: “Cárcel de mi ojo” (1994), “Morada Diosa” (1997), “Palabra sobre los abismos” (2005) y “Airado verbo” (Sol negro editores, 2008). Asimismo, Juan José Soto leerá algunos poemas inéditos.

Día: martes 16 de diciembre de 2008. Hora: 7: 45 p.m. (19:45). Lugar: FUNDACIÓN ALIANZA HISPÁNICA C/ San Pedro 22. Metro: Antón Martín (Línea 1). Salida: Atocha (impares). Al final del acto habrá brindis de vino español.

NUEVO LIBRO DE LUIS ANTONIO DE VILLENA

El poeta y ensayista recopila una selección del saber grecolatino en 'Biblioteca de clásicos para uso de modernos'

EFE - Madrid - 10/12/2008

El escritor Luis Antonio de Villena, que ha recogido en una especie de "diccionario personal" el fértil mundo de la Antigüedad de griegos y latinos, ha confesado hoy su inquietud porque Rajoy o Zapatero nunca citan a Séneca o a Cicerón. "¡Quizás sea pudor para exhibir su inmensa cultura!", señala con sorna el poeta (Madrid, 1951), autor de un sugestivo título: Biblioteca de clásicos para uso de modernos, un encargo de la editorial Gredos, el sello más prestigioso sobre la literatura grecolatina.

"El objetivo es suplir en lo posible la pérdida del estudio de los clásicos, incentivar la investigación de ese mundo, que es la base de toda la cultura occidental", explica el escritor, convencido de que sin esos clásicos "seríamos muy otra cosa de lo que somos. Ya de colegial, De Villena se interesaba por la Antigüedad, y ahora destaca la "genuina modernidad y ancho humanismo" de esos grecorromanos, cuya "gran pluralidad moral" recalca, nos ayudaría a construir "un futuro más hedonista y feliz".

Época de libertad moral

"Entonces, quien quería suicidarse hasta recibía ayuda, y el caso más conocido es el de Séneca. La eutanasia, la libertad sexual, la libertad de religiones y de opciones funcionaron muy bien en la Antigüedad clásica, y es bueno saberlo", sostiene. Precisa que, si "en política no había libertad, porque sobre todo en Roma mandaba el Emperador, en moral sí la había, con muchas religiones hasta que irrumpió el cristianismo, rama herética del judaísmo que derivó en el ataque a los paganos, los otros, hasta la idea de unir Estado y religión".

De Villena cree que "se conocen poco los casos de mártires paganos", como cuando en la Alejandría del siglo IV d. C. un obispo muy bruto lanzó a la calle a una masa de cristianos, que mataron a la filósofa Hipatia sólo porque enseñaba neoplatonismo y matemáticas". Recuerda la "saña especial" de los cristianos contra Epicuro, porque enseñaba placer, "pero lo entendieron mal, porque él hablaba de una forma de vida, del placer como sentimiento oculto de la vida". "Solo vieron placer sexual a secas y se pusieron como energúmenos", explica de Villena, que reclama "el alma" de Platón.

Que los políticos lean a los griegos

En su opinión, "los modernos son los que mejor debieran conocer a los clásicos", y por eso le inquieta "la incultura de los políticos", a los que culpa del "gravísimo atraso" que sufre España en el terreno cultural. "Esperanza Aguirre está contentísima porque aprendió inglés y cree que con eso puede ir por el mundo como una viajera", recrimina guasón a la presidenta de la Comunidad de Madrid, entre otros gobernantes, a los que aconseja buscar fundamento en la Antigüedad y orientarse "leyendo a los griegos".

En su diccionario abundan los escritores, pero hay filósofos, historiadores, militares, políticos, poetas y dramaturgos, hasta más de medio centenar de nombres, desde el emperador Adriano, nacido el año 76 de nuestra era, hasta el poeta Virgilio, cuya llegada al mundo se sitúa en el año 70 a.C., aunque su lectura no requiere ni ése ni otro orden. El libro incluye otras entradas temáticas como "Biblioteca de Alejandría", "Biógrafos e Historiadores latinos", "Grafitos pompeyanos", "Mimos y pantomimas" y hasta un apartado sobre "Homosexualidad griega".

"Es curioso que los griegos antiguos consideraron la pederastia como una institución típicamente helénica", escribe, y recuerda que Heródoto en Los nueve libros de la Historia declaró que los persas copiaron a los griegos "las relaciones amorosas con muchachos". De Villena no duda de qué personajes se traería a la situación actual: a Platón y a Cicerón. "Los dos eran grandes escritores y pensadores y sería interesante verlos reaccionar, con sus distintas perspectivas, ante nuestro complicado y empobrecido mundo contemporáneo".

Porque la multiplicación de conocimientos, "el que uno invente el ordenador y el resto lo use sin saber cómo funciona", ha derivado -señala- en "una minoría cultural muy alta y una inmensa mayoría cada vez más inculta". "Un problema que va unido a la libertad -recalca-, a la capacidad de protestar, de rebelarse o hacer oposición, porque sin generar ideas, sin saberlas argumentar, defender, ni enriquecer, el resultado es estar sometido". "Y esto es lo que tenemos -concluye-, una democracia empobrecida en la que los ciudadanos no tienen capacidad de respuesta".

MARTES 16: PRESENTACIÓN DE "TÍTULO" DE FELIPE CUSSEN

Marina Arrate, directora del sello editorial Libros de la Elipse, tiene el agrado de invitarlos al lanzamiento de la novela TÍTULO de Felipe Cussen, que se realizará el martes 16 de diciembre a las 19:00 horas en el CAFÉ LITERARIO PARQUE BUSTAMANTE (Bandejón Central Parque Bustamante, altura del 50, Metro Baquedano). El libro será presentado por Carlos Cociña y Álvaro Bisama. Se ofrecerá un vino de honor. Se agradece su difusión.

Felipe Cussen (Santiago, 1974) es profesor de la Escuela de Literatura Creativa de la Universidad Diego Portales y miembro del Foro de Escritores. Ha publicado los libros de poesía Mi rostro es el viento (Libros de la Elipse, 2001), Esto es la globalización: (Foro de Escritores, 2005) y Deshuesos (Animita Cartonera, 2007). Título es su primera novela.

http://www.letras.s5.com/fc110507.htm
http://sibila.com.br/arterisco11nuevainocencia.html
http://revista.escaner.cl/node/983

QUIÉN ES EL PRIMO LUK?


ÚLTIMA PUBLICACIÓN DE MANO FALSA: SE TRATA DEL LIBRO DEL MIGRANTE. DICEN SON INTERVENCIONES DE COLETTI A CORREOS RECIBIDOS DEL EXTRANJERO. 14 TARJETAS MULTICOLORES DESGLOSABLES (21 X 9 CM) ATORNILLADAS POR UN EXTREMO. PEDIDOS: manofalsa@yahoo.com / 98023 0739 TAMBIÉN EN "LA DESPENSA" -FERIA DEL LIBRO DE MIRAFLORES

miércoles, 10 de diciembre de 2008

A PESAR DE TANTA CULTURA EL HOMBRE SIGUE SIENDO UN ANIMAL SALVAJE Y HERMOSO: ENTREVISTA A SALOMÓN VALDERRAMA POR PAUL GUILLÉN

1.- Se han escrito varias reseñas sobre tu poemario. Víctor Coral en la presentación en el Teatro de Cámara hizo un trabajo crítico de comentario sobre las reseñas de Amórfor. Uno de los puntos centrales que se desgaja de las reseñas es la relación problemática entre el neobarroco y la vanguardia, cito de Néstor Perlongher: “[en la vanguardia] cualquier juego vale, y no se trata de eso, sino de evitarlo. Haroldo de Campos habla de transvanguardia —o de postutopía— y lo sería. Que se afirmara un discurso diverso heterogéneo y, en eso, ya te diferenciás de las vanguardias que tenían ciertas recetas, ciertos manifiestos, y en esa heterogeneidad aparecen”. ¿Qué piensas al respecto?

A raíz de que me atreví a agrupar estos poemas en Amórfor después de haber probado su fuerza y posibilidades unitarias con lecturas como la tuya o publicaciones en revistas de personas que no conozco y seguramente no lo haré, sino por la poesía, éllos (los poemas) me desbordaron más allá de mis miedos. Desde el principio hice mis poemas entendiendo que parte de mi vida se iba con éllos y que su cohesión o forma cerrada me otorgaba el respiro que necesitaba en ese momento ya que únicamente en la concentración que fijé en éllos evité otras acciones menos artísticas. Y, sí, mis poemas tienen un discurso heterogéneo pero milimetrado. Ya que he entendido algunos secretos (y seguramente otros otra cosa verán) para poder canalizar su unidad. Concuerdo con Haroldo de Campos cuando habla de la transcreación ya que un poema no es sino reflejo de otro poema, pero a su vez distante, ya que la persona viva, que la traduce, se invoca desde otras formas y elementos del lenguaje. Un nuevo poema es la posibilidad de una pequeñísima porción del universo. La vanguardia no es más que el enfrentamiento natural entre dos núcleos: el que está establecido y ya en retahíla y el que llega con todo su manantial de peligros. Víctor Coral, siempre cerebral, amigo sensible y oscuro, dice muy bien cuando divorcia la rapidez de la lectura y la precisión crítica: ya que todo lo barroco en mi experiencia exceptuando Trilce y sus ricos atisbos (Martín Adán cose esto en De lo barroco en el Perú) fue posterior a Amórfor; y me refiero a la experiencia profunda. Respecto al juego, y no a cualquier juego: el poeta sabe que ese tipo de poemas puede ser más hermético y doloroso que los otros; por ejemplo el que se le dedica a un hijo.

2.- Carlos García Miranda afirmó en la presentación del Yacana que él no veía la filiación neobarroca de Amórfor, más bien lo ligaba con experimentos dadaístas y decía que en tu libro el sentido no existía y que solamente se trabajaba el plano del sonido. ¿Consideras acertada esta apreciación?

No. Pero me agradó mucho su aproximación de lo que podía ser lo neobarroso: esta figura deformada o formada según se aprecie las formas y lo posible en lo amorfo, que estaba hecha de la unión por el anca de un caballo y un bisonte, y que provocaba repulsión. Por cierto, que esta nueva forma se nutre de lo político ya que podemos ver en el contexto continental al caballo como a Europa que llegó a invadir América porque pasaba una etapa de hambruna violenta y al bisonte como América, riquísima y en crecimiento raudo, y sin embargo invadida. Esta recreación hace que de alguna manera se evidencie la nueva riqueza producida por el conflicto vivo entre tantas culturas que chocan y a veces explosionan. Creo que hasta ahora no se entiende muy bien lo que es el dadaísmo y el surrealismo (del que renegó Vallejo). Estos movimientos y experimentos también tienen un sentido definido por el artista. Creo que existe una ociosidad mental enviciada en el Perú y a todo nivel. Los artistas que levantaron tales obras fueron mucho más drásticos y previsores que otros que participaron de movimientos, en la pereza, más definidos. Como arquetipo está Salvador Dalí. Y, claro, el sonido es capital en Amórfor. Por eso tú aciertas al decir: “despliegue de un español andino con diversas sonoridades léxicas, semánticas y políticas que nos remiten tanto a una resistencia ideológica como simbólica: Pistelencia labios miseria desnuda / Jaspe requisas padres envinción / Gintil camino beriló luna…. En ese sentido, entendemos [Amórfor] (…) como una forma de preguntarse por las identidad(es) nacional(es) y supranacionales.”

3.- La crítica coincide en situar a tu poesía en la confluencia de dos líneas que provienen de Vallejo y de Martín Adán. Más allá de las textualidades creo que la referencia viene más bien por cierta aproximación a lo “andino”, en una conversación anterior me mencionabas tu predilección por Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, José Maria Arguedas, Guillermo Mercado, etc: una línea particular “andina” dentro de la poesía peruana contemporánea. ¿Cómo sitúas tu poética dentro de estas múltiples y variables tradiciones?

Sí, es sospechoso. Digo: la poesía que trabaja con el lenguaje como eje generador de matrices (los poemas) corre el riesgo, y no es poco, con Vallejo y Adán, de ser encasillado en algún ángulo de algo ya definido. Cuando el arte lo que siempre busca y hace es lo contrario. Por la costumbre de la territorialidad es común que a uno lo encasillen de chiliano, patacino, liberteño, peruano, americano, del planeta Tierra y demás. El hombre de hoy entiende que todo el espectro que hierve en sus ojos rebasa esta capacidad circunscrita y limitada en lo nacional. Pero, sí, soy un poeta andino que en este amanecer lee con voracidad y afecto natural El pez de oro, Andes y El Kollao, Tremos, y toda la poesía de José María Arguedas: esto por ser éllos autores universales que bebieron férreamente de lo occidental; no de difusión, o sí, sino por ser riqueza viva y en apogeo. Esto último debe ser aprovechado al máximo. Además, uno de los más ilustres pensadores que haya tenido el Perú, José Carlos Mariátegui, escribió en su Advertencia a los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana: “He hecho en Europa mi mejor aprendizaje. Y creo que no hay salvación para Indo-América sin la ciencia y el pensamiento europeos u occidentales.” Qué mayor verdad cabe en alguien que estudió la poesía peruana y proyectó su balance poderoso hacia el futuro. Hoy sabemos que la poesía peruana es una de las más ricas del globo.

4.- Uno de los aspectos que particularmente me llamó más la atención en tu libro es el despliegue de un español andino en el último texto del libro “Viti… Viti: Vida es su juego”, este texto, sino me equivoco fue de los últimos que incorporaste al poemario y sitúa su recorrido a partir de una sentencia de Guamán Poma: “los indios no multiplican, se van acabando y no hay remedio”, tú propones a continuación “Su espacio…Retorno será”, es una clara apuesta por una suerte de inkarrí. ¿Podrías explicarnos las concepciones que te llevaron a cerrar el libro de esa manera?

Lo que pasa es que Guamán Poma escribió repetidas veces a lo largo de su Nueva corónica y buen gobierno esto porque se vivía una aguda crisis y él como heredero y testigo veía como el mundo andino se desmoronaba por la muerte masiva de los indígenas causada por enfermedades traídas por los españoles, la mala administración de estos a raíz de que los indígenas no eran considerados personas (o se debatía esto) y la extrañísima cultura que se oponía naturalmente por no entender (o no entenderse mutuamente) lo que había en su quehacer puro de magia, mito o brujería; lo que provocaba temor o desprecio. Centauros brillantes que parecían devorar sin límite el oro y la plata (el sol y la luna) u hombres que eran niños por no acumular monedas y joyas y que practicaban la herejía: simples adoradores de fuerzas naturales y misteriosas. Amórfor se nutre de esta problemática, desgraciadamente, aún vigente aunque ya en rezago. Pero es contraria a la sentencia de Guamán Poma, ya que estamos vivos, nosotros, los descendientes, los mestizos ricos por la gran cultura formada en sincretismo provocada por la resistencia de Manco Inca, Juan Santos Atahuallpa, Túpac Amaru II y otros héroes que impidieron el exterminio, hasta La guerra silenciosa de la que escribió Manuel Scorza, y que focalizó una nueva cultura más rica. Tenemos que leer Buscando un inca. Identidad y utopía en los Andes de Alberto Flores Galindo (para estos tiempos) y La utopía arcaica: José María Arguedas y las ficciones del indigenismo de Mario Vargas Llosa (para recordar el pasado). Amórfor utiliza el español peruano y se salpica profusamente de los mitos andinos y aunque no busca una cabeza (Inkarrí), sí se arma de muchas occidentales como el soneto y la espinela y luego, nunca abandona el yaraví de Melgar. Lo mestizo, desordenado y patético del Perú hacen de él, pueblo individualísimo y extraño a España, a Europa y al mundo. Perú, hijo de lo imposible (separado de Bolivia y Ecuador). Y cierro así (“Lo animal miaru… / Lo animal bebo…”) porque el nuevo hombre peruano es indígena, español, mestizo, cholo, y totalmente diverso y como tal del mundo. El mundo donde lo mestizo reina. Y a pesar de tanta cultura el hombre sigue siendo un animal salvaje y hermoso.

5.- En un último recital que diste en un colegio del cono norte de Lima. Explicaste uno de tus poemas en referencia a que eres producto de una familia de campesinos y has vivido tu infancia en la sierra norteña, decías en esa oportunidad a partir del poema “Paloma enlatada” que muchas violaciones y atrocidades ocurren en la sierra. Pregunto esto a raíz que anteriormente conceptué tus poemas como “pedófilos”, y Maurizio Medo más bien los calificó de “prístinos”. En este poema aludido el locutor personaje narra la violación de una “mestiza”, pero la actitud del poeta no es solamente de rechazo: “la paloma de mejor belleza helada Perder”, sino también de deseo sexual: “en celo Llorarte en única mujer para mi consuelo”. ¿Cómo están planteadas las figuras de la mujer y el sexo en Amórfor?

Esta pregunta tiene que ver con el origen del título del libro, y aunque no pienso explicar qué significa Amórfor, sí diré, que ninguno de nosotros ha cambiado de manera natural, sino que uno es afectado por fuerzas externas mayores o menores que se quedan atrapadas en nuestro ser. Todo es forzoso en la grande ruta hacia la vida: el nacer y el florecer cuestan muchísimo. La pobreza cultural es inaceptable (los niños deben nutrirse a toda hora). El cariño y la delicadeza también están presentes y es cuando surge la calidad humana. La mujer y el sexo en Amórfor son lo mismo, porque lo que se quiere, y a pesar de todo, es la compañía, se rehuye de la gran soledad, y a pesar de eso los poetas la aman, pero por un misterioso y recóndito amor guardado que no siguió nuestras fantasmagorías. Amórfor habla del choque de los amores perdidos por opuestos en camino a la destrucción del mundo, pero sabe que todas las formas nuevas han surgido de una explosión y ligazón inaceptable. Tal vez a lo que se refiera Maurizio Medo, y en esto creo que coincide con Víctor Coral, es que Amórfor toma de la trascendencia del espíritu más que de la lectura y se muestra evidente en sus deseos y sentires y tamaño de cercanía en sus atrocidades, cuya potencia está conectada al ser humano a flor de piel porque todos podemos ser conquistadores, asesinos o héroes. Amórfor puede ser el fruto concebido de una violación y que ya nació y que es querido (o debe ser como propone David Abanto) por ser, o de, vida y nada más.

6.- Con Amórfor ocurre lo mismo que ocurre cuando uno lee a poetas de difícil lectura, pienso en Vallejo, Mallarmé, Lezama, todos estos poetas ganan mucho en las sucesivas lecturas o como afirma el título de un libro del poeta uruguayo Eduardo Espina “Lee un poco más despacio”. La “dificultad” en la lectura viene por el desconocimiento del sistema y los códigos, por ejemplo, hay una anécdota contada por mi amigo Reynaldo Jiménez entre un escritor argentino y el poeta cubano José Kozer: “durante un almuerzo, el escritor argentino decía que la obra de José Lezama Lima le sonaba, literalmente a ‘chino’, a lo que Kozer respondió con presteza: ‘El chino es un idioma que se puede aprender’”. ¿En qué idioma está escrito Amórfor? ¿Cuáles son los códigos de este sistema poético?

Algo he dicho sobre esto en una pregunta anterior. El idioma de Amórfor es el pausado porque ha descubierto a Atlas, el que tiembla y sufre un pánico ya natural que lo obliga a veces a elevar los ojos como agua en el cielo de carne o de materia que yace tan alejada de la vida. La roca cultivada es su ave y noche que zarpa a lo glacial. En donde piensa en divisiones y colores refractados desde la unidad. Es la llama divorciada que recuerda a la aurora y que sangra su reconciliación en delta y limo dispuestos que esperan la magia de la semilla. Sangra porque resuena en olas de pasados veranos y ceguera inerte de gritos al hijo que pudo haber tenido y así evitar por fin la poesía. Volar desde una forma de cantar antiguo, pero que estirado de la lengua, y en la lengua, arrancada, hace lo que quiere y jamás lo que debe. El verso es ojo encallado. Sobre viento que arrastra pétalo de soledad que se reestructura en otra forma para escapar. Creo que lo más difícil es lograr un sello imbricado y ya natural en cada poema y esto se logra con el ejercicio de la lectura y la escritura; en ese orden inevitable. La correspondencia de leer y entender en alguna medida a José Lezama Lima llegará después de haber recorrido varios cauces y formaciones menos personales y logradas. La belleza es un gran impacto. Sí, esta es la dificultad que normalmente encuentra el lector inocente que busca sitiar tal forma elevada de río que nace y se desborda incluso más allá de los ojos y la memoria que nada ya ahogándose, atravesada, al estar en frente de este paisaje de núcleos. Lo mismo sucede con Nerval, Mallarmé, Vallejo, Adán, Varela, Ojeda, Deniz, Verástegui, Kozer, Pancorvo, Ramírez Ruiz, Morales Saravia, De Ramos, Santiváñez, Medo, Jiménez, Espinosa e Ildefonso. La poesía es riqueza porque es dadora de infinitos que se reducen a un verso o a un poema que da ese regalo grandioso y desconocido llamado perfección desde definiciones y cuerpos todavía no reconocidos al principio natural de búsqueda en el hombre y que lo hacen ser un arqueólogo del Todo y más allá; siempre alejado y loco. Mi sistema poético se reduce a permanecer temblando hasta que yo acabe el poema o el poema acabe conmigo. Y en esto la consecución de la palabra principal del verso es determinante. Parece que visito el absoluto sobre la fuente rota de mi mente. O en el hueso de alguna fruta que se forma.

7.- Creo que eres el único poeta de la poesía peruana reciente en emplear estructuras y figuras retóricas clásicas del verso tradicional medido, por ejemplo, utilizas sonetos, sonetos con estrambote, rimas, encabalgamientos, hipérbaton, paragoge, etc. ¿Cuáles son las funciones de este empleo? ¿Este manejo se da también en tus poemarios inéditos Facción de imperdido al arte, Sé escudo y La Catedral Sumergida?

Hoy es inevitable que utilice formas y figuras definidas de conteo aunque luego las deformo para seguir probando otras, para que alcancen a otros ojos y oídos que no estén oxidados, sino inquietos y libres. Que estén dispuestos a olvidar para vislumbrar otros océanos rejuvenecidos de islas y témpanos que se estrellan con barcos de selvas en acción mutua. Sin embargo, no creo que sea el único, seguro que hay alguien más por ahí, escondido, con sus peligros o poemas sobrenaturales. En realidad, a mí, lo que más me interesa es la cohesión en el poema, su sentido en navegación constante y no reprimida. Cerrado de núcleo y abierto de superficie. Para mí la poesía es todo o es nada. Es vida y es muerte; en equilibrio entre mis sesos y carnes que coquetean en el mediodía a la noche y a la muerte enamorada. Yo vivo su guerra en estado constante y tal vez por esto bebo hasta acabar vomitando porque quiero olvidar y así poder dormir reposado. Quisiera vivir solamente para pasear y recordar el canto de los pájaros flechados por el arco iris y tener la imaginación para ver otra vez la rara música del amor. Y soñar otro peligroso poema.

8.- Finalmente nos interesa que nos cuentes sobre el libro que vienes preparando “La poesía como secreto peruano”. Para quienes hemos seguido tu producción ensayística hemos podido leer textos como “Prisma de nivelación: locura y renacimiento en Gérard de Nerval”, “Retardar sueños del principio: la poesía de San Juan de la Cruz” o “Jorge Eduardo Eielson. Lo trópico como paisaje, apareado, de heces sombrías y santas”, en ese sentido, ¿podemos esperar un libro límite entre el poema y el ensayo?

Definitivamente. Ya que no conozco otra manera de ver la poesía si no a través de la poesía. Y entre élla y en su reposo seguramente se escribirá lo natural del sentido provocado por el poema. La verdad. Un gran poema nos borra una o muchas fronteras. Las que limitan nuestra mente y nos hace seres inferiores. Reducidos de motivos y sentidos místicos hacia el universo o el polvo o el humo o una lágrima en que se refracta algún río o mar; cielo o infierno. Todo es posible. En La poesía como secreto peruano se evidencia de un modo muy personal el ocultamiento y maquillaje (blanco) forzado de lo indígena, de lo negro, de lo cholo y de lo mestizo en capacidad incierta cuando es todo de antípodas. En el Perú la poesía (toda su belleza) es un secreto porque todos la esconden. La gran resistencia y oposición de lo que llamamos Perú y de todo lo que hace su riqueza y diversidad sigue dormida. Aunque en estos días ya no tanto. A pesar de que el miedo y la vergüenza persiste en los espejos de los días llegados. Esta relación de oposición es notoria en el poema Idilio muerto de César Vallejo, publicado en Los Heraldos negros (1919): "Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita / de junco y capulí; / ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita / la sangre, como flojo cognac, dentro de mí. // Dónde estarán sus manos que en actitud contrita / planchaban en las tardes blancuras por venir; / ahora, en esta lluvia que me quita / las ganas de vivir. // Qué será de su falda de franela; de sus / afanes; de su andar; / de su sabor a cañas de mayo del lugar. // Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje, / y al fin dirá temblando: «¡Qué frío hay... Jesús!». / Y llorará en las tejas un pájaro salvaje". Esto es canon y esfera. ¿Qué mejor poema puede haber en el natural enfrentamiento entre Perú y España; de andinos y criollos; de rebeldes y felipillos? La problemática social, cultural y la lengua como eje de sangre desparramada figuran la tristeza en este poema. Y es que hagan lo que hagan los occidentales los seguirán viendo como cholitos de, con, sus llamitas, sus alforjas, sus fajas, sus llanques y chuyos y que siempre están tomando y danzando todo el año al pie de unos santos malditos. No miro a España como madre tantas veces nombrada e invocada en nuestra literatura; sino como presente y angustiada hermana. Tanto en ratificación de Vallejo en España, aparta de mí este cáliz. El respeto no es del otro sino de hacerse un respeto y un pánico propio. Para que ya no duerman y vivan la guerra ubicua, tamaños, entre Francia, Inglaterra, Alemania, España y un vasto etc. Pero tenemos a Chile, a Ecuador, a Colombia y aún no sabemos nada... ya parecemos cojudos y no es posible. La muerte a hacer lo mismo. Que la poesía salvaje, pura, mestiza, híbrida y de desbordes viva.

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