jueves, 8 de octubre de 2009

HISTORIA SECRETA DE PAUL GUILLÉN POR MIGUEL ILDEFONSO

Todo poema es un magma que guarda residuos verbales, lascas de historias, petroglifos del deseo. El poeta es una construcción del imaginario colectivo hecha de varios discursos que dialogan entre sí, entre los cuales hay un elemento secreto, aquello que lo diferencia (y distancia) del mundo: “lo blanco sobre lo blanco”. La poesía es ese velo invisible de lenguaje que aflora de la contemplación: “Cuando estés abajo sentirás las pisadas – verás las huellas – sopla más fuerte tu aliento – que llegue a las cumbres más altas”. Se funden los opuestos, como en el zen: “Viaja en tu interior hacia México, Chile o Brasil y pregunta lo mismo. Entonces, sabrás que no hay Perú, Chile ni Bolivia”. Lo interno y lo externo, lo alto y lo bajo, fusionados (“unidad de la materia y el espíritu”) en una escritura pública y secreta a la vez, Historia secreta (Lustra Editores, 2008) de Paul Guillén (1976) es ese recorrido extático por los márgenes del poder (el texto oficial): “era la manera perfecta de no soportar el mundo”, nos dice. Platón expulsó a los poetas de su perfecta sociedad, y Rimbaud y Luchito Hernández decían que la sociedad no existe: “permaneces en la orilla sin tomar un rumbo ajeno a las constelaciones – prefieres caminar hasta la cima del monte más alto y negarte a vivir – a morir – nadie escucha tus lamentos – eres Pachacutek II”. El lenguaje poético se originó con el de la mitología, del deseo de capturar lo intemporal. Este tiempo Pachacutek (mundo al revés) es también el de la poesía de lo contingente que brota de la aurora de la destrucción: “los huesos de las víctimas están regados por todas partes pegados a las paredes formando una masa espectral de humus y mierda”. El poeta en su arqueología no puede evitar el registro de aquella barbarie: “del sufrimiento de 1000 o 2000 años de constante sufrimiento una lucha que empieza en la tierra llega al mar asciende al cosmos confío en avanzar hacia las batallas más sangrientas a finales del año 2011”. En otro plano, el libro dialoga con otros poetas - hace una lectura estética (y ética) de la situación de la poesía -, sobre todo con los de la generación del 60 (que unieron la poesía social y la lírica pura) y sus ideas de la revolución, la liberación sexual, sus ideales de Mayo del 68: “la historia del Perú es un manicomio de poetas”, nos dice aludiendo también a Martín Adán, uno de nuestros más grandes exiliados del silencio interno. La historia secreta, a su vez, cuenta el avatar de la propia escritura, entre el trance (“no poder parar - y abrazar el sol”) y lo cotidiano (“llegas tarde en la noche – con la mierda en la boca”) por alcanzar el poema: “tú poesía no quieres volver – aún sigo buscando un camino – aún sigo buscando en mi zapato – en mi ojo – y en mi cabeza – quiero salir del mundo – y nunca más volver”. El poeta, entonces, está condenado a su exilio secreto (“sólo quiero – arrojarme dentro de mí”), a cantar no a los dioses griegos sino a esta barbarie (y a lo efímero), por eso invoca constantemente como a un Empédocles posmoderno ante su volcán Etna: “sube a la cordillera más alta – rueda hasta las faldas – intérnate en el cerro – nunca más vuelvas”. Tras despedirse, tras declarar: “NO ME extrañes mundo – sólo guardo rencor hacia ti”; el viaje llega al “cinema de Satán”: “TODO ES EXTASIS EN ESE MUNDO SUBTERRANEO”. Allí están Los ahorcados (homenaje al barroco Góngora), “los cormoranes sangrientos”, los “conejos blancos _ en un campo de nieve”. El poeta, ahora como “hace miles de siglos”, es “un alma – que vaga perdida – en las cumbres más altas” que, en su visión sin dualidades, es lo mismo que estar extraviado una temporada en el infierno. “Desde el amor, el poema se niega a seguirme, se aleja cada día más negando la convicción que antes tenía, desde el silencio, se niega a arribar a la otra margen”, nos dice metapoéticamente en Ningún limbo bajo el sol, el último texto de este nuevo libro del poeta Paul Guillén, nacido bajo el sol Ica, y que radica en esta Lima-gris y sus sórdidas capas históricas y telúricas que relucen como cables pelados. Historia secreta, la de la poesía, la de la excavación en lo evidente invisible y lo visible oculto.

Miguel Ildefonso
Portada del Sol, 2009

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Guillén, Usted que hapublicado todo lo concerniente al último libro de E. Verástegui, ¿por qué no ha colgado la crítica que le hizo R. Ybarra?

Y sobre su libro, ¿por qué no ha colgado el comentario crítico que le hizo el Dr. Cozman?

paul guillen dijo...

Estimado se ve que estás pendiente de lo que pasa en este blog como te habrás dado cuenta nuestro último post fue hace casi un mes así que no es que no quiera publicar esas reseñas sino que no se ha publicado nada pero desde ahora volvemos a sol negro lo primero que publicaré será esas dos reseñas entonces

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